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¿Algoritmo en tiempos de Coronavirus, un verdadero aliado?

En nuestro vocabulario, la palabra “algoritmo” ya forma parte de nuestros días. Los que formamos parte del mundo digital sentimos amor y odio por él y así como puede darnos muchas alegrías, otras veces nos juega una mala pasada.

¿Pero, de qué hablamos cuando hablamos de algoritmos? La respuesta más simple es: Inteligencia artificial.

En el imaginario colectivo, relacionamos la inteligencia artificial directamente con películas de ciencia ficción que nos muestra seres hiperracionales, muy objetivos y liberados de todo tipo de emociones.  Por este motivo, confiamos en los algoritmos a la hora de tomar decisiones, dando por sentado que elegirá la mejor opción.

Sinceramente, sería bueno que así funcione. Pero desgraciadamente las cosas no son tan sencillas. Podemos hablar de dos tipos de algoritmo: Por un lado, los de aprendizaje automático, que utilizan modelos matemáticos para encontrar patrones y regularidades en un conjunto de datos. Por otro lado, los diseñados por un equipo de expertos que especifican ellos mismos los criterios para tomar una decisión. Lo que ambos tienen en común es que son configurados por humanos, quienes determinan que reglas seguir, objetivos y resultados aceptables. Por lo tanto, ningún algoritmo es neutral.

A la hora de utilizar algoritmos para tomar decisiones críticas sobre el bienestar de los seres humanos debemos asegurarnos que, además de ser eficaces técnicamente, sean justos. Por ejemplo, hoy en día un algoritmo puede decidir qué personas tienen prioridad para recibir un tratamiento contra el COVID-19 y cuáles no.

Si para desarrollar el algoritmo se ha usado una base de datos probablemente este sesgado. Una base de datos, es siempre, y necesariamente, una selección parcial, realizada partir de una serie de ideas pre concebidas y estructuradas con fines determinados. Por este motivo, hablamos de algoritmos sesgados porque una parte relevante de la población no fue incluida en ella o porque otra fue sobrerrepresentada

Entendiendo la velocidad con la que estos algoritmos fueron tanto desarrollados como implementados, resulta muy difícil creer que sus decisiones sean mínimamente aceptables. Por este motivo, más allá de las facilidades que las tecnologías pueden ofrecernos, deben ser siempre los profesionales sanitarios, y en ningún caso los algoritmos, quienes decidan quiénes deben o pueden ser tratados y quiénes no.

La inteligencia artificial nos ha facilitado muchas cuestiones del día a día, pero algo esta claro, cuando se trata del bienestar humano, solo nosotros podemos resolverlo.

Fuente: https://numenpublicidad.com/algoritmo-en-tiempos-de-coronavirus-un-verdadero-aliado/

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